El dilema del mercado ilegal: cuando los jugadores se alejan del juego seguro

Garance Limouzy
Escrito por Garance Limouzy
Traducido por Milagros Codo

Mientras los organismos reguladores del juego de todo el mundo ejercen presión para que la leyes de protección al consumidor sean más rigurosas, un dilema persiste: ¿cómo proteger a los jugadores sin obligarlos a recurrir a operadores sin licencia ni regulación? Lograr el equilibrio adecuado entre una supervisión estricta y un mercado legal competitivo resulta cada vez más difícil.

Los riesgos de aplicar reglamentaciones excesivas

En los últimos años, muchas jurisdicciones, como los Países Bajos, Alemania y el Reino Unido, han endurecido las normas sobre el juego, introduciendo límites de depósito, prohibiciones de publicidad, controles de asequibilidad o descansos obligatorios.

Estas medidas, diseñadas para proteger a los jugadores, a veces han tenido un efecto secundario inesperado: también han hecho que las plataformas con licencia sean menos atractivas.

Cuando la regulación se vuelve demasiado onerosa, muchos no dejan de jugar, simplemente buscan otras opciones.

Kevin O’Neill, gerente general de la en Malta, le explicó lo siguiente a Noticias SiGMA: “Es necesario educar a los jugadores sobre todos los riesgos asociados al mercado no regulado. El atractivo de menores restricciones y mejores pagos se ve eclipsado por riesgos como la manipulación de juegos o cuotas y la falta de recursos legales para resolver disputas, además de una exposición mucho mayor a los daños del juego debido a la falta de herramientas para el juego responsable”.

El atractivo del mercado ilegal

En octubre de 2024, los Países Bajos introdujeron controles de asequibilidad y límites mensuales. Luego de esa decisión, en el último trimestre del año, los ingresos provenientes del juego en línea cayeron un 12,3 %. Para algunos, la caída sugiere que los operadores legales dependían demasiado de los jugadores problemáticos que gastaban mucho. Otros lo ven como evidencia de que los jugadores migran a sitios de apuestas extranjeros para evadir las nuevas normas.

Las plataformas extranjeras, que suelen tener una promoción muy pronunciada, atraen a usuarios con menos restricciones, mayores pagos y anonimato. Al estar fuera de la supervisión nacional, exponen a los jugadores a mayores riesgos: fraude, adicción y falta de recursos legales en caso de disputas.

Los operadores del mercado negro no están sujetos a impuestos y, en general, no tienen que lidiar con las regulaciones que presionan a los operadores legales. Sin embargo, la competencia desleal va más allá. Cuando se aplican restricciones publicitarias, los operadores con licencia argumentan que les cuesta comunicar las garantías que ofrecen a los jugadores y promocionar su marca, lo que dificulta que los jugadores sepan en qué plataformas pueden confiar.

La educación de los jugadores

Una encuesta reciente de Spelinspektionen, la autoridad reguladora del juego de Suecia, parece respaldar esta preocupación. Según el estudio, el 72 % de los encuestados admitió no saber si una plataforma contaba con licencia o no.

O’Neill explicó: “Si bien los operadores con licencia están sujetos a altos estándares de transparencia, imparcialidad y protección del jugador, las plataformas del mercado negro suelen operar de forma discreta, lo que dificulta que los jugadores distingan entre opciones legales e ilegales. Los reguladores deben priorizar la educación del consumidor, explicando a los jugadores cómo identificar plataformas confiables y los riesgos que conlleva el juego no regulado. Esto podría ayudar a mitigar el atractivo del mercado negro y garantizar que las alternativas legales y seguras sean más accesibles y visibles para los consumidores”.

Una forma más inteligente de avanzar

Los defensores de controles más estrictos insisten en que la preocupación por el crecimiento del mercado ilegal no debería paralizar las medidas de protección. Sin embargo, la solución podría no residir en restricciones generalizadas, sino en una regulación más inteligente. Cada vez más operadores utilizan la IA para detectar comportamientos de riesgo e intervenir lo más rápido posible, sin molestar a los usuarios ocasionales.

Países como Suecia también están adoptando “objetivos de canalización”, a fin de mantener la mayor parte del juego dentro de los ecosistemas autorizados. El objetivo de Suecia es una canalización del 90 % y realiza un seguimiento de su progreso mediante informes trimestrales.

Para los organismos reguladores, el objetivo no debería ser elegir entre seguridad y rentabilidad, sino que deberían centrarse en crear marcos regulatorios que fomenten ambas cuestiones. Esto implica asociarse con operadores responsables, aplicar la ley sobre los operadores ilegales y lograr que las plataformas con licencia sean seguras y atractivas.

Al fomentar la innovación en los marcos regulatorios, como la integración de herramientas basadas en IA para la intervención temprana y el establecimiento de objetivos de canalización realistas, podemos crear un sistema donde la seguridad y la rentabilidad no sean mutuamente excluyentes. Solo así podremos aspirar a un futuro sostenible donde los operadores legales prosperen, los actores estén plenamente protegidos y el mercado negro pierda su atractivo”, concluyó O’Neill.

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