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Nueva York, sede del mayor mercado de apuestas deportivas de EE. UU., podr¨ªa estar a punto de experimentar una importante transformaci¨®n. Una nueva propuesta del asamble¨ªsta Robert Carroll, conocida como el , se encuentra actualmente bajo revisi¨®n en el Comit¨¦ de Carreras y Apuestas de la Asamblea. Y ya est¨¢ generando fuertes opiniones de parte de legisladores, operadores de juegos y jugadores.
El proyecto de ley se centra en frenar la ludopat¨ªa y proteger a los jugadores en riesgo. La propuesta m¨¢s comentada limitar¨ªa los dep¨®sitos y las apuestas a 5.000 $ diarios. Los apostadores tambi¨¦n estar¨ªan limitados a no m¨¢s de cinco dep¨®sitos en un periodo de 24 horas. La idea es limitar el gasto impulsivo y frenar la ludopat¨ªa.
La legislaci¨®n tambi¨¦n aborda de forma directa el uso de tarjetas de cr¨¦dito. Propone la prohibici¨®n total de usarlas para financiar cuentas de apuestas deportivas. Esto supone un cambio importante con respecto a la normativa actual, que permite dichos pagos hasta un l¨ªmite anual. Quienes defienden el cambio afirman que podr¨ªa ayudar a los apostadores a evitar endeudarse, especialmente porque las compa?¨ªas de tarjetas suelen tratar estas transacciones como costosos adelantos de efectivo.
Otra caracter¨ªstica clave propuesta es la adopci¨®n de un mecanismo de seguridad integrado. Una vez que los dep¨®sitos de un apostador superen los 2.500 $, su cuenta se suspender¨¢ temporalmente. El operador deber¨¢ instar al jugador a establecer l¨ªmites de juego responsable o a cerrar la cuenta por completo. El objetivo es animar a los jugadores a reflexionar antes de continuar.
Pero el proyecto de ley no solo se centra en el gasto, sino que tambi¨¦n ataca la publicidad. Carroll quiere establecer normas m¨¢s estrictas sobre c¨®mo las casas de apuestas deportivas comercializan sus productos al p¨²blico. Bajo las nuevas directrices, los operadores no podr¨¢n usar t¨¦rminos como ¡°bono¡±, ¡°bono para hacer apuesta¡± o ¡°sin compromiso¡±. Las menciones de ¡°aumentos de cuotas¡± o promociones similares tambi¨¦n estar¨ªan prohibidas.
Adem¨¢s del lenguaje, el horario est¨¢ en el punto de mira. El proyecto de ley propone prohibir la emisi¨®n de anuncios de apuestas deportivas entre las 8:00 y las 22:00, hora local. Tambi¨¦n se prohibir¨ªan los anuncios durante las retransmisiones deportivas en directo, lo que supone un duro golpe para los operadores que dependen de esos momentos para llegar a la mayor audiencia posible. Otras restricciones impedir¨ªan que los anuncios expliquen c¨®mo apostar o incluso describan el funcionamiento de las apuestas deportivas, con el fin de reducir la exposici¨®n entre los espectadores m¨¢s j¨®venes y los jugadores menos experimentados.
Estos cambios propuestos se producen en un momento en que la industria de las apuestas de Nueva York sigue batiendo r¨¦cords. En 2024, los residentes del estado apostaron m¨¢s de 22.000 millones de d¨®lares, lo que gener¨® m¨¢s de 2.000 millones de d¨®lares en ingresos brutos y un r¨¦cord hist¨®rico de 1 mil millones de d¨®lares en contribuciones fiscales. Desde la legalizaci¨®n de las apuestas en dispositivos m¨®viles en 2022, Nueva York ha superado a todos los dem¨¢s estados, y ahora cuenta con nueve casas de apuestas deportivas en l¨ªnea autorizadas.
Aun as¨ª, existe la preocupaci¨®n de que el proyecto de ley pueda ir demasiado lejos. Algunos observadores del sector temen que unas normas m¨¢s estrictas puedan acabar empujando a los apostadores m¨¢s empedernidos a estados vecinos como Nueva Jersey, donde las leyes sobre el juego son m¨¢s laxas. En palabras de un analista: ¡°Si los jugadores tienen un l¨ªmite de 5.000 $ por d¨ªa, esto podr¨ªa reducir el volumen general de apuestas y, por extensi¨®n, los ingresos fiscales del estado¡±.
Mientras tanto, las cifras que alimentan este debate son dif¨ªciles de ignorar. Una encuesta reciente revel¨® que alrededor del 5 % de los adultos en Nueva York (alrededor de 668.000 personas) presentaban comportamientos relacionados con la ludopat¨ªa. Entre los estudiantes de 7.¡ã a 12.¡ã a?o, esa cifra se acercaba al 10 %. Para quienes apoyan el proyecto de ley, es evidente que se necesita alg¨²n tipo de intervenci¨®n.
A medida que la propuesta avanza en Albany, comenzando por el Comit¨¦ de la Asamblea, luego dirigi¨¦ndose al Senado y posiblemente llegando al escritorio del Gobernador, el enfoque de Nueva York hacia la regulaci¨®n del juego podr¨ªa estar al borde de un cambio serio.