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Una iniciativa parlamentaria que se debatirá el martes en el Consejo Nacional de Suiza tiene como objetivo eliminar la estructura de pago basada en comisiones para los propietarios de quioscos y otros minoristas que venden productos de lotería y apuestas, un sistema que, según los críticos, crea un peligroso conflicto de intereses.
Solo en 2024, Loterie Romande, la empresa que opera y gestiona juegos de lotería y apuestas deportivas en los seis cantones francófonos de Suiza, pagó 79,4 millones de francos suizos en comisiones a sus 2.400 socios minoristas. Estos vendedores —normalmente pequeños quioscos, tiendas de conveniencia o bares— reciben actualmente una comisión del 5 % sobre la facturación de productos como Euromillones, Sporttip y terminales de lotería electrónicas como Tactilo.
El problema, según Jessica Jaccoud (Cantón de Vaud), diputada del Partido Socialista, radica en el doble papel que deben desempeñar estos vendedores: por un lado, se les incentiva a promover el juego para aumentar sus ingresos; por otro, están legalmente obligados a implementar salvaguardas sociales y detectar comportamientos problemáticos de juego.
“Tenemos por un lado un incentivo financiero extremadamente fuerte que aumenta con la cantidad de apuestas realizadas y, por otro, una obligación de identificar a los jugadores en riesgo y restringir su acceso al juego” explicó Jaccoud en su titulada “Protección de jugadores en riesgo y remuneración de terceros: fin del conflicto de intereses”.
La propuesta de Jaccoud prohibiría los modelos de comisiones vinculados a la facturación o a los ingresos brutos procedentes del juego. En su lugar, propone un modelo de remuneración a tarifa plana que rompa el vínculo entre las ganancias y la ludopatía.
La iniciativa cuenta con el apoyo de diputados del Partido Verde y la Unión Democrática de Centro, así como del GREA (Groupement romand d’études des addictions, Grupo de estudios sobre las adicciones) y la Coalición para la Protección de los Jugadores. La coalición argumenta que, con el modelo actual, los vendedores que cumplen las normas son penalizados, mientras que quienes promueven el juego con intensidad, o incluso venden a menores, ganan más.
“Los minoristas se encuentran divididos entre la perspectiva de mayores ingresos y su responsabilidad legal de implementar medidas de protección, lo que, por definición, reduciría su comisión”, explicó Jaccoud.
La propuesta enfrenta una fuerte oposición. El Comité de Ciencia, Educación y Cultura (CSEC) del Consejo Nacional ya recomendó rechazar la iniciativa. En su comunicado, el comité reconoció las preocupaciones, pero indicó que prefiere esperar el resultado de la evaluación federal en curso de la ley del juego.
Los opositores argumentan que dicha reforma debilitaría el modelo suizo de juego, según informó La Tribune de Genève. GastroSuisse y Swiss Retail advirtieron que la eliminación de los incentivos a las comisiones podría obligar a los pequeños quioscos a dejar de ofrecer productos de lotería o incluso a cerrar debido a la reducción del tráfico peatonal. Loterie Romande y Swiss los añadieron que un cambio podría reducir significativamente los fondos para proyectos de interés público —en áreas como la cultura, el medio ambiente y el deporte— e incluso socavar la financiación para la propia protección del jugador.
En respuesta, Jaccoud fue tajante: “Parece que todos defienden su parte del pastel. Los grandes perdedores en este debate son los jugadores excesivos”. Según la Encuesta de Salud Suiza, el porcentaje de jugadores problemáticos aumentó del 3,1 % en 2017 al 4,3 % en 2022, unas 308.000 personas, que generan aproximadamente un tercio de los ingresos totales del juego, según argumentó.