Crisis en m¨¢quinas tragaperras de Nueva Gales del Sur expone fallas del sistema y demoras en la acci¨®n pol¨ªtica

David Gravel
Escrito por David Gravel
Traducido por Milagros Codo

M¨¢s de una semana despu¨¦s de que The Guardian revelara que Nueva Gales del Sur pierde un mill¨®n de d¨®lares (620.000 euros) por hora debido a las m¨¢quinas tragaperras, el silencio de los l¨ªderes estatales se ha intensificado. Solo en los primeros 90 d¨ªas de 2025, los residentes perdieron 2.170 millones de d¨®lares (1.350 millones de euros) debido a las m¨¢quinas de juego electr¨®nicas, una cifra alarmante que contin¨²a agravando la crisis de las m¨¢quinas tragaperras en ese estado, considerada ampliamente como el mayor estancamiento regulatorio en a?os. Sin embargo, mientras crecen los da?os sociales y las advertencias de salud p¨²blica, los cr¨ªticos acusan a los pol¨ªticos de inacci¨®n, se?alando que ya se est¨¢n perdiendo vidas y empleos. El informe de Wesley Mission ha reavivado el debate, consolidando esta crisis como una prioridad urgente.

S¨ª, las p¨¦rdidas han aumentado un 5,7 % desde el primer trimestre del a?o pasado, pero eso es solo la superficie. En el fondo, se esconde un hilo conductor m¨¢s oscuro: el da?o acumulado, una reforma que flaquea y un gobierno que ignora una tras otra las advertencias. La reforma ha comenzado, pero el ritmo y el alcance actuales siguen siendo insuficientes en comparaci¨®n con la gravedad de la crisis de las m¨¢quinas tragaperras en Nueva Gales del Sur.

Wesley Mission, miembro del panel estatal de expertos en reforma del juego, afirma que el impacto de las m¨¢quinas tragaperras se profundiza cada d¨ªa, especialmente en los suburbios del oeste de S¨ªdney, donde las p¨¦rdidas son mayores y las consecuencias para la comunidad m¨¢s profundas. En este art¨ªculo analizamos los mecanismos, los desaf¨ªos y las fallas pol¨ªticas que subyacen a lo que muchos llaman una crisis prevenible de dise?o de pol¨ªticas y voluntad regulatoria.

Desde la , las cifras de Wesley Mission se han compartido ampliamente en los medios nacionales. Activistas de diversos partidos, organizaciones ben¨¦ficas que trabajan por la salud mental y l¨ªderes locales exigen acciones m¨¢s r¨¢pidas. Sin embargo, las cifras no han generado el impulso pol¨ªtico decisivo que los reformistas esperaban. En cambio, han puesto de manifiesto un patr¨®n arraigado: lentitud en la toma de decisiones, resultados sin peso y un sistema que sigue sin brindar respuestas a las personas m¨¢s vulnerables.

El oeste de Sydney, en el centro de la crisis de las m¨¢quinas tragaperras de Nueva Gales del Sur

Nueva Gales del Sur tiene m¨¢s de 87.000 m¨¢quinas tragaperras, con locales que abarcan pubs, clubes y hoteles. Sin embargo, es en el oeste de S¨ªdney donde hay una mayor concentraci¨®n de da?os econ¨®micos. Seg¨²n el an¨¢lisis de Wesley Mission, solo Canterbury-Bankstown perdi¨® m¨¢s de 186 millones de d¨®lares en tan solo 4.924 m¨¢quinas en 90 d¨ªas, con un promedio de dos millones de d¨®lares al d¨ªa.

Siete ¨¢reas de gobierno local (Fairfield, Cumberland, Blacktown, Parramatta, Penrith, Campbelltown y Canterbury-Bankstown) registraron p¨¦rdidas por m¨¢s de 766 millones de d¨®lares en el primer trimestre de 2025. En Fairfield, esto se traduce en una p¨¦rdida promedio anual de $3255 por persona, sin incluir en el c¨¢lculo a quienes no juegan.

No es casualidad que las m¨¢quinas tragaperras tengan m¨¢s protagonismo en lugares donde los bolsillos son m¨¢s estrechos. El oeste de S¨ªdney, con su mosaico cultural y un acceso m¨¢s tranquilo a la ayuda, se ha convertido en un im¨¢n para las m¨¢quinas. No son lugares tranquilos al final del d¨ªa. Su parpadeo se prolonga hasta bien entrada la noche, ofreciendo juegos de alto riesgo con apenas un susurro de las autoridades locales. El mapa de los da?os se dibuj¨® mucho antes de que se encendieran las luces, un patr¨®n que SiGMA News analiz¨® recientemente en detalle en Por qu¨¦ las tragaperras se concentran en zonas de bajos ingresos. Esto crea una potente combinaci¨®n de accesibilidad, vulnerabilidad financiera y desencadenantes ambientales que, en conjunto, arraigan la p¨¦rdida en la geograf¨ªa.

Las consecuencias para la comunidad son m¨¢s amplias de lo que sugieren las cifras principales. El estr¨¦s financiero genera inseguridad habitacional, problemas de salud mental y tensi¨®n dom¨¦stica, una cascada de da?os que, seg¨²n Wesley Mission, se profundiza cada d¨ªa. Es este da?o estratificado, argumentan, lo que realmente define la crisis de las m¨¢quinas tragaperras de Nueva Gales del Sur.

A pesar de los compromisos de larga data para reducir el n¨²mero de m¨¢quinas, las ¨²ltimas cifras del gobierno muestran que el n¨²mero total de m¨¢quinas operativas en realidad ha aumentado desde 2024, lo que contradice directamente los objetivos de reducci¨®n de da?os.

Reforma de la fatiga y las interrupciones en un sistema bajo tensi¨®n

En teor¨ªa, el gobierno de Nueva Gales del Sur ha tomado algunas medidas. Desde 2023, ha creado un fondo de minimizaci¨®n de da?os de 100 millones de d¨®lares, ha prohibido la se?alizaci¨®n en salas de juego VIP y ha reducido el importe m¨¢ximo de entrada en efectivo para nuevas m¨¢quinas de 5.000 a 500 d¨®lares. Gracias a una iniciativa gubernamental, ahora hay agentes de juego responsable trabajando en todo el estado.

Sin embargo, los cr¨ªticos argumentan que estas reformas no son suficientes debido a la magnitud del problema. El gobierno se hab¨ªa comprometido a retirar de circulaci¨®n 9.500 m¨¢quinas, una medida bien recibida por los grupos de reducci¨®n de da?os. Sin embargo, en marzo de 2025, el gobierno abandon¨® discretamente esa promesa y la sustituy¨® por una justificaci¨®n de costo-beneficio, alegando que los 60 millones de d¨®lares requeridos tendr¨ªan un efecto medible insignificante. Para los reformistas, la imagen era desastrosa.

¡°Prometieron un recorte ¡ªafirmaba un activista¡ª. Luego, se retractaroné¢. Las m¨¢quinas permanecieron. Y el da?o tambi¨¦n.

Lo m¨¢s pol¨¦mico es que la inercia t¨¦cnica y pol¨ªtica ha paralizado la prueba de la tarjeta de juego sin efectivo, celebrada entre marzo y septiembre de 2024. Aunque las autoridades la promocionaron como un gran avance contra el blanqueo de capitales y los perjuicios a los jugadores, la prueba inicial solo cont¨® con 162 usuarios en 2388 m¨¢quinas. El gobierno a¨²n no ha respondido formalmente a la hoja de ruta presentada por su propio Panel Independiente en diciembre de 2024, un retraso que Wesley Mission califica de ¡°un fracaso moralé¢.

Aunque el gobierno present¨® el ensayo como un gran avance, desde el principio se enfrent¨® a problemas t¨¦cnicos y poca aceptaci¨®n. Los cr¨ªticos se?alaron la mala comunicaci¨®n con los clientes, la participaci¨®n fragmentada en los locales y las interfaces confusas. Sin embargo, quiz¨¢s lo m¨¢s condenatorio, seg¨²n los defensores, es el silencio del gobierno: seis meses despu¨¦s, el gobierno no ha emitido una respuesta formal a la hoja de ruta de reforma del Panel Independiente. Wesley Mission ya no lo considera un retraso. Para ellos, es algo m¨¢s fr¨ªo. Un vac¨ªo donde deber¨ªa estar el liderazgo.

La Oficina de Auditor¨ªa de Nueva Gales del Sur, en un informe de desempe?o publicado en junio de 2025, se?al¨® que, si bien las estructuras regulatorias eran consistentes, ¡°no respaldaban eficazmente los resultados de minimizaci¨®n de da?osé¢. En el informe tambi¨¦n se revel¨® que seis de los diez clubes m¨¢s rentables, todos ubicados en zonas de alto riesgo, no contaban con condiciones adicionales de reducci¨®n de da?os en sus licencias.

La presi¨®n de la industria se enfrenta a la falta de acci¨®n de la pol¨ªtica

La crisis de las m¨¢quinas tragaperras de Nueva Gales del Sur se ha convertido en un campo de batalla de prioridades contrapuestas entre los profesionales de la salud p¨²blica, que exigen una reforma urgente, y los representantes del sector, que defienden lo que consideran infraestructura comunitaria. Los clubes de Nueva Gales del Sur y los operadores de locales argumentan que los ingresos de las m¨¢quinas respaldan el deporte local, las subvenciones a organizaciones ben¨¦ficas y el empleo. Sin embargo, defensores como Wesley Mission argumentan que este modelo extrae la riqueza de las comunidades m¨¢s pobres para financiar distracciones en lugar de soluciones. Esta din¨¢mica se repite en otras jurisdicciones, como se explor¨® en una reciente investigaci¨®n de SiGMA News sobre las salas de juego tradicionales del Reino Unido.

El ministro de Juego, David Harris, ha defendido la cautela del gobierno, afirmando que el enfoque se centra en una ¡°reforma del juego basada en la evidencia¡± y que el cambio de comportamiento ¡°lleva tiempoé¢. Confirm¨® que el l¨ªmite de m¨¢quinas tragaperras se ha reducido en m¨¢s de 3000 desde 2023, pero no se comprometi¨® a realizar reformas estructurales m¨¢s amplias.

Kevin Anderson, portavoz de la oposici¨®n en materia de juegos de azar, opin¨® lo contrario. ¡°Las demoras son abrumadoras y muy frustrantes para la industria¡± dijo se?alando que los pubs y clubes quieren certidumbre regulatoria, pero en cambio se enfrentan a retrocesos y vacilaciones.

Los desacuerdos internos dentro del proceso de reforma han complicado a¨²n m¨¢s los esfuerzos por lograr resultados pol¨ªticos unificados.

La composici¨®n del Panel Independiente ha suscitado fuertes cr¨ªticas. Junto a expertos en salud p¨²blica y cumplimiento normativo, se encuentran representantes de Clubs NSW, la Asociaci¨®n Australiana de Hoteles y Gaming Technologies Australia. Se trata de grupos con claros intereses comerciales. Los cr¨ªticos argumentan que esto ha diluido la independencia del proceso, especialmente dado que varios miembros del panel discreparon formalmente de las recomendaciones fundamentales de la hoja de ruta. Para los reformistas, esto pone de manifiesto un problema m¨¢s profundo: el proceso de reforma no solo es lento, sino tambi¨¦n ineficaz. Est¨¢ estructurado para generar resistencia.

?Qu¨¦ sucede ahora con Nueva Gales del Sur?

Mientras las p¨¦rdidas por juegos de azar siguen aumentando y el da?o a la comunidad aumenta junto con ellas, Wesley Mission ha renovado su llamado a realizar tres reformas fundamentales:

  • Paradas obligatorias de m¨¢quinas desde la medianoche hasta las 10 a. m.
  • Una tarjeta de juego sin efectivo con l¨ªmites obligatorios.
  • L¨ªmites m¨¢s estrictos para las m¨¢quinas en comunidades de alto riesgo.

¡°Estas no son ideas radicales. Son protecciones b¨¢sicas para la salud p¨²blica ¡ªdijo Stu Cameron, director ejecutivo de Wesley Mission¡ª. Si las personas estuvieran sufriendo da?os tan graves por el alcohol, las drogas o la inseguridad vial, el gobierno actuar¨ªa. El juego no deber¨ªa ser la excepci¨®né¢. Esta comparaci¨®n se ha vuelto fundamental en la campa?a de reforma: abordar los da?os causados ??por el juego con la misma urgencia y estructura que se aplica a otras crisis sanitarias.

A¨²n no se sabe si el gobierno estatal atender¨¢ ese llamado. Pero lo que s¨ª est¨¢ claro es que la crisis de las m¨¢quinas tragaperras de Nueva Gales del Sur ha superado las reformas fragmentadas. Con 2.1700 millones de d¨®lares perdidos en tan solo 90 d¨ªas, lo que est¨¢ en juego ya no es te¨®rico. Es acumulativo, se est¨¢ filtrando a las comunidades m¨¢s vulnerables del estado.

Como advierten tanto la Oficina de Auditor¨ªa de Nueva Gales del Sur como Wesley Mission, los marcos actuales del estado pueden ser coherentes, pero no est¨¢n logrando una reducci¨®n de da?os efectiva. Sin una voluntad pol¨ªtica clara y una regulaci¨®n eficaz, la crisis solo se agravar¨¢.

La crisis no es compleja, sino prioritaria. Y mientras eso no cambie, Nueva Gales del Sur corre el riesgo de rezagarse a¨²n m¨¢s en uno de los fracasos de salud p¨²blica m¨¢s prevenibles de la d¨¦cada. A medida que la situaci¨®n cobra fuerza, las pr¨®ximas semanas podr¨ªan determinar si el gobierno act¨²a o si la historia se repite.

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