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Todo Brasil está hablando de un mismo tema en los últimos días: el aumento del impuesto a las transferencias internacionales. El gobierno federal, a través del , aumentó la tasa del impuesto a las transacciones financieras (IOF) para pagos de servicios internacionales, del 0,38 % al 3,5 %, lo que representa un aumento de aproximadamente el 821,05 %. El nuevo decreto afectó a muchos sectores, pero en especial al de los juegos y apuestas en línea, ya que la mayoría de las empresas dependen, en gran medida, de proveedores internacionales.
Además del IOF, también se aplican otros impuestos a los pagos realizados al exterior, como el impuesto sobre la renta (IRRF), que puede alcanzar el 25 % si el destino es un paraíso fiscal; la Contribución de Intervención sobre el Dominio Económico (CIDE) del 10 %; el impuesto PIS/COFINS-impuesto de importación, de alrededor del 9,25 %; y el impuesto de servicio municipal (ISS), que varía entre el 2 % y el 5 %, según el municipio. Como resultado, el coste total de una remesa internacional puede superar el 52,57 %, lo que reduce los márgenes de beneficio de los operadores.
¿Qué impacto directo tiene esto? Muchas empresas brasileñas aún dependen de proveedores internacionales sin presencia legal en el país, especialmente en el sector del juego. Con la nueva estructura tributaria, esta dependencia se vuelve económicamente mucho más difícil de mantener.
El aumento del impuesto IOF forma parte de un proyecto gubernamental con varias medidas destinadas a equilibrar las cuentas públicas. El equipo económico del gobierno prevé recaudar alrededor de 20.500 millones de reales en 2025 con las nuevas tasas. Sin embargo, desde el anuncio de los cambios, el gobierno federal ha recibido considerables críticas y presión del mercado, y ha decidido dar marcha atrás en algunas medidas, como el aumento del impuesto IOF para las solicitudes de fondos brasileños en el exterior, manteniendo la tasa cero para estas operaciones.
La decisión de aumentar el impuesto IOF, si bien se justifica con el argumento de un aumento de la recaudación, conlleva consecuencias importantes para los sectores que gestionan pagos al exterior, como los operadores de apuestas y las empresas de iGaming, especialmente en el contexto actual de la regulación de las apuestas en Brasil. El aumento de la carga fiscal pone en riesgo la viabilidad de muchos modelos de negocio que operan en el país.
Hugo Baungartner, director comercial de Sports Gaming Brasil, cree que el impacto del aumento del impuesto IOF será solo temporal, puesto que la tendencia del mercado es clara: la mayoría de los proveedores internacionales ya han comprendido la necesidad de establecerse en Brasil para evitar la pesada carga fiscal sobre las remesas al exterior. Según Baungartner, aunque todavía existe una minoría reticente, la propia Secretaría de Premios y Apuestas (SPA) ya ha indicado que, a partir del segundo semestre del año, todos los proveedores deberán estar legalmente establecidos en el país. En este escenario, el cambio del impuesto IOF actúa como catalizador, acelerando un movimiento que ya estaba en marcha.
“La gran mayoría de los proveedores ya han comprendido que necesitan estar en Brasil para evitar impuestos innecesarios. Hoy en día, todavía hay una minoría que no está convencida de que necesita estar aquí”, explica Hugo.
A pesar de las quejas generalizadas, algunos ven este cambio como una oportunidad para que Brasil fortalezca su posición en el sector. Actualmente, el país es un importante consumidor de contenido de iGaming, pero no participa en la creación ni la exportación de estas tecnologías. Con el establecimiento de proveedores locales, Brasil podría retener más valor dentro de su propia cadena económica y convertirse en un centro de innovación en juegos en línea en Latinoamérica.
Además de generar empleos altamente cualificados en áreas como TI, soporte, gestión de riesgos y cumplimiento normativo, esta nueva dinámica contribuiría a la formación de una generación de profesionales especializados en iGaming, una industria que crece año tras año en el país. Startups, universidades y centros de investigación también podrían beneficiarse de colaboraciones y programas de formación.
El aumento del impuesto IOF puede considerarse un problema para el sector de las apuestas y los juegos en línea, pero aún es posible encontrarle el lado positivo. La dependencia de proveedores internacionales, que siempre ha sido una realidad, ahora representa un riesgo financiero demasiado alto como para ignorarlo.
Si los operadores y desarrolladores extranjeros ven a Brasil no solo como un mercado de consumo, sino también como una base de operaciones e innovación, los próximos años podrían marcar el inicio de una nueva fase para el iGaming nacional: una que sea más autosuficiente, más competitiva y con un ecosistema mucho más sostenible.
Al final, la decisión está en manos de todas las partes involucradas: empresas, gobierno e inversores. El juego ha cambiado, y quienes quieran seguir jugando tendrán que adaptarse, y rápido.
Este artículo se publicó por primera vez en portugués en 27 de mayo de 2025.