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El problema del sector es la adicci¨®n al juego que puede generar en cualquier persona de cualquier condici¨®n social. De esta manera, pasa de ser entretenimiento a una obsesi¨®n da?ina capaz de incapacitar psicol¨®gica y econ¨®micamente a una persona.
Se caracteriza por una necesidad constante y persistente de jugar, independientemente del resultado. La ludopat¨ªa es un trastorno del control de los impulsos que hace incre¨ªblemente dif¨ªcil controlar la compulsi¨®n a jugar, a pesar de la gravedad de las consecuencias que podr¨ªa infligir a uno mismo o a las personas cercanas. Esto ha tenido y seguir¨¢ teniendo consecuencias graves, desde tensiones en las relaciones personales hasta interferencias en el trabajo o la ruina econ¨®mica.
Las v¨ªctimas de ludopat¨ªa han aumentado exponencialmente ya que la industria del juego es m¨¢s diversa y poderosa que nunca. Hoy en d¨ªa, existe una gran variedad de opciones para jugar y una demanda cada vez m¨¢s insaciable.
Los juegos de azar en l¨ªnea concretamente se han disparado y siguen creciendo, quiz¨¢ en paralelo con la pandemia Covid-19. En 2017, la industria del juego en l¨ªnea ten¨ªa un valor mundial estimado de 50 mil millones de d¨®lares. Esta cifra representa una parte significativa de un sector de m¨¢s de 400 mil millones de d¨®lares.
Las estad¨ªsticas del juego mostraban que el 26% de la poblaci¨®n mundial participaba en este tipo de actividades. 1,6 mil millones de personas jugaban regularmente y 4,2 mil millones lo hac¨ªan al menos una vez al a?o. Unas cifras tan elevadas sugieren que el riesgo de la adicci¨®n al juego nunca ha sido tan preocupante. As¨ª pues, como comunidad mundial, debemos recurrir a los ¨®rganos legislativos, los responsables pol¨ªticos y las medidas reguladoras para frenar los problemas derivados del juego problem¨¢tico y controlar el fen¨®meno de una industria.
El pa¨ªs m¨¢s poblado en lo que a juego se refiere es, con diferencia, Australia. El 80% de los adultos australianos participan en alg¨²n tipo de actividad relacionada con la industria, valorada en 25 mil millones de d¨®lares. Esto da lugar a unos 200.000 australianos que tienen lo que se clasifica como un “nivel alto” de ludopat¨ªa. Adem¨¢s, se calcula que el doble de ellos tiene una clasificaci¨®n de “nivel bajo”. Por t¨¦rmino medio, un australiano se gasta 1.300 d¨®lares per c¨¢pita al a?o en juegos de azar, el doble que el siguiente pa¨ªs m¨¢s implicado, Singapur.
Tras una explosi¨®n desreguladora del sector en Australia a principios de los 90, las enormes y diversas oportunidades de participar en Australia son asombrosas. P¨®quer, juegos de mesa, m¨¢quinas tragaperras, pokies, rasca y gana, loter¨ªas, keno, apuestas deportivas en l¨ªnea y en directo… Australia cuenta con una amplia infraestructura para cualquier inclinaci¨®n de este tipo.
Sin embargo, en el clima actual, se est¨¢ volviendo a regular el juego en Australia de diferentes formas. El objetivo detr¨¢s de esta iniciativa es proteger al consumidor de la adicci¨®n al juego.
La m¨¢s reciente es la directiva del Crown Casino de Melbourne, que limita el tiempo que una persona puede jugar. El organismo regulador de los 바카ë¼s, el juego y los licores declar¨® que se impondr¨ªan sanciones por valor de 100.000 d¨®lares si Crown no cumpl¨ªa las normas.
Especial atenci¨®n tambi¨¦n sobre la publicidad que induce al juego. El gobierno est¨¢ investigando los verdaderos efectos de dicha publicidad. El director general de Tabcorp, Adam Rytenskild, ha afirmado que esta pr¨¢ctica es extremadamente perjudicial sin duda.
“La proliferaci¨®n de la publicidad del juego ha ido demasiado lejos. No es nada bueno para la comunidad australiana en general, y tampoco para la sostenibilidad a largo plazo de la industria de las apuestas”.
Ligas deportivas australianas como la AFL y la NRL se han opuesto a estas declaraciones. Temen por la financiaci¨®n de los deportes de base en caso de que la publicidad relacionada con el juego se regule hasta el punto de obstaculizarla. Abogan por un enfoque equilibrado de estas cuestiones. Sin embargo, las entidades relacionadas con el juego vierten en las ligas las obscenas cantidades de dinero, acuerdos de patrocinio y varios incentivos extracurriculares. Por ello, estas ligas deportivas han perdido mucha credibilidad a la hora de comentar la regulaci¨®n.
En una encuesta p¨²blica realizada a una muestra de la poblaci¨®n para conocer la opini¨®n de los australianos sobre la publicidad de los juegos de azar, una abrumadora mayor¨ªa afirm¨® que la publicidad induce a apostar o ten¨ªa un efecto tangible en el comportamiento de apuesta preexistente. Es m¨¢s, la publicidad de este tipo incitaba a una gran parte de apuestas impulsivas. Este ¨²ltimo es un factor gravemente importante relacionado con la ludopat¨ªa.
Tambi¨¦n se descubri¨® que ? de los participantes cre¨ªan que hab¨ªa demasiadas oportunidades para apostar y que todos eran perfectamente conscientes de las consecuencias y los riesgos que plantea el juego.
Seg¨²n la Ley de Control de Casinos de 1982, el uso de tarjetas de cr¨¦dito para pagar en los 바카ë¼s f¨ªsicos est¨¢ estrictamente prohibido. Una pr¨¢ctica que al menos un operador de gran influencia ha eludido durante varios a?os, ya que el mayor operador de 바카ë¼s de Queensland, Star Entertainment, se declar¨® culpable de 7 cargos relacionados con este delito.
A pesar de este aparente ¨¦xito en la respuesta legal, esto plantea la preocupaci¨®n sobre todas las formas de juego y el uso de tarjetas de cr¨¦dito. Es un problema muy real financiar actividades como el juego con pagos que entra?an alg¨²n tipo de riesgo, sobre todo cuando las consecuencias son tan costosas como el sobregiro de las tarjetas de cr¨¦dito. Adem¨¢s de la carga financiera que puede suponer el juego problem¨¢tico para la sociedad a un nivel multitudinario. Como declar¨® la directora ejecutiva de la Asociaci¨®n Australiana de Banca, Anna Bligh;
“Se trata de un producto que no es adecuado para el cr¨¦dito, se puede acumular una deuda muy, muy grande en un periodo de tiempo incre¨ªblemente corto y no tener nada que mostrar”.
Estas cuestiones son espec¨ªficas, pero no exclusivas de los juegos de azar tradicionales. Por ello, cabe preguntarse por qu¨¦ se permiten los pagos con tarjeta de cr¨¦dito para cualquier tipo de actividad de juego, especialmente en l¨ªnea. El sector bancario australiano ha planteado esta misma cuesti¨®n al gobierno australiano en los ¨²ltimos tiempos y ha solicitado prohibir las tarjetas de cr¨¦dito en las actividades de juego.
Esto puede resultar dif¨ªcil de legalizar ya que una prohibici¨®n general provocar¨ªa obst¨¢culos injustificados al sector del juego. Sin embargo, Responsible Wagering Australia lleva trabajando en soluciones desde agosto de 2021. Algunos bancos han instigado sus propias prohibiciones sobre las tarjetas de cr¨¦dito, pero sin el apoyo de la aplicaci¨®n de la ley no ser¨¢ posible un cambio en toda la industria hacia la protecci¨®n financiera.
Este es un tema que tambi¨¦n ha llamado la atenci¨®n del continente europeo. 6 de los 10 pa¨ªses que m¨¢s apuestan en el mundo se encuentran aqu¨ª. Por ello, regular el juego es un factor importante en la gobernanza financiera. Lo que es importante destacar de la Uni¨®n Europea en particular es que la regulaci¨®n del juego est¨¢ muy descentralizada y es an¨®mala. Por ello, a¨²n queda mucho camino por recorrer para lograr una regulaci¨®n eficaz del juego.
No obstante, algunos pa¨ªses han dado pasos importantes para prohibir las tarjetas de cr¨¦dito tanto presencialmente como en l¨ªnea. Alemania destaca de forma bastante incisiva, con una prohibici¨®n aplicada con ¨¦xito a todas las formas de actividad de juego que reciban solicitudes para financiar o retirar fondos de operaciones de apuestas utilizando cualquier tarjeta de cr¨¦dito de las marcas Visa o Mastercard. Esto se extiende incluso a los pagos por PayPal.
Alemania en su conjunto ha tomado medidas dr¨¢sticas contra el sector. La legislaci¨®n es tan agresiva que muchas operaciones de apuestas en l¨ªnea se han visto obligadas a abandonar el pa¨ªs centroeuropeo. Un factor que ha obstaculizado el avance de la legislaci¨®n en otras naciones como Australia, quiz¨¢s con raz¨®n.
Espa?a tambi¨¦n ha dado pasos decisivos para regular su industria del juego. Ha aprobado con ¨¦xito una ley que proh¨ªbe el uso de tarjetas de cr¨¦dito, calculadas en funci¨®n de las finanzas individuales del jugador. Tambi¨¦n habr¨¢ m¨¢s restricciones aplicables a los jugadores, clasificando a los que pierdan m¨¢s de 200 euros y se aplicar¨¢ un l¨ªmite de 600 euros para todos los jugadores. Tambi¨¦n se prohibir¨¢ publicidad y marketing de las marcas que se dirijan a jugadores vulnerables. Para que se cumpla la ley, se impondr¨¢n multas de entre 1 y 50 millones de euros.
La aplicaci¨®n de estas medidas es demasiado prematura llegar a conclusiones. Sin embargo, algunos operadores han criticado la escasa tasa de crecimiento y escalabilidad del sector del juego en Espa?a. Se quejan de que no han tenido tiempo suficiente para adaptarse a estas modificaciones tan r¨¢pidas. Asimismo, expresan serias dudas sobre la eficacia de estas leyes para proteger a las personas con adicci¨®n al juego.
El Reino Unido ha dado pasos para modificar su estricta y posiblemente mal aplicada legislaci¨®n sobre el juego. La Comisi¨®n del Juego del Reino Unido (UKGC en ingl¨¦s) es tiene mucho poder y modifica constantemente la legislaci¨®n para proteger a las personas en riesgo de adicci¨®n al juego. En 2020, tambi¨¦n prohibi¨® el pago con tarjetas de cr¨¦dito en 바카ë¼s y casas de apuestas en l¨ªnea.
En los titulares de principios de 2023, la UKGC impuso a la casa de apuestas William Hill una multa r¨¦cord de 19,2 millones de libras. Tambi¨¦n le impusieron con otra multa a Kindred Group por valor de 7,1 millones de libras.
Estas acciones reguladoras ocuparon un lugar destacado en los medios de comunicaci¨®n y sacaron a la luz la investigaci¨®n de la UKGC sobre la ley del juego de 2005. El resultado recopil¨® datos que se publicar¨ªan en el libro blanco que se estaba elaborando para informar de las enmiendas a la legislaci¨®n.
En varias contribuciones de operadores de juegos de azar del Reino Unido, se mencion¨® un factor importante: la comunicaci¨®n reguladora bidireccional. Como casi con toda seguridad ocurre con gran parte de la legislaci¨®n aprobada por los gobiernos de todo el mundo, la falta de consulta y de informaci¨®n sobre los detalles de la acci¨®n reguladora ha frustrado enormemente a los operadores del juego y ha causado una gran preocupaci¨®n colectiva. En pa¨ªses como el Reino Unido, donde prevalece la jurisprudencia, el silencio entre las entidades podr¨ªa dificultar m¨¢s su cumplimiento.
La falta de cooperaci¨®n puede parecer el enfoque estricto que se requiere. Aun as¨ª, en ¨²ltima instancia, si los operadores no est¨¢n seguros de la ley ni c¨®mo se interpreta o funciona, duda dejar¨¢ en riesgo a aquellos con adicci¨®n al juego.
La comunicaci¨®n entre los organismos reguladores y los principales operadores del mercado a escala mundial podr¨ªa beneficiar un proceso de regulaci¨®n eficaz del sector. As¨ª, se evitar¨ªan problemas y mitigar¨ªan los riesgos que conllevan las operaciones que conducen a la ludopat¨ªa. Asimismo, se eliminar¨ªan los obst¨¢culos que han impedido un r¨¢pido avance y modificaci¨®n de la legislaci¨®n, lo que supone un obst¨¢culo y en muchos casos un perjuicio para la rentabilidad de la industria del juego.
Tambi¨¦n deber¨ªan evitarse cuestiones como las planteadas en Espa?a y la contracci¨®n del sector en Alemania. El hecho de que la industria del juego siga siendo muy rentable indica que, con toda seguridad, sigue existiendo una demanda saludable de este tipo de actividades que crean millones de puestos de trabajo y proporcionan una infraestructura econ¨®mica muy beneficiosa. Lograr el equilibrio entre la responsabilidad y la protecci¨®n de la sociedad y la industria es la v¨ªa m¨¢s eficaz y segura para alcanzar este objetivo.