El conflicto bélico entre Irán, Israel y EE. UU.: consecuencias en el juego, los eventos de la industria y las criptomonedas

Tony Colapinto
Escrito por Tony Colapinto
Traducido por Milagros Codo

El conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos, posiblemente, no tiene retorno. Tras meses de tensión, el 13 de junio de 2025, el mundo se enfrentó a la amenaza concreta de una guerra a gran escala. Ese día, Israel lanzó la operación “León ascendente”, una serie de ataques aéreos contra objetivos estratégicos iraníes, justificados por Tel Aviv como respuesta preventiva a un supuesto plan iraní para acelerar su programa nuclear. Irán, como era previsible, reaccionó con firmeza, y la espiral de represalias desencadenó rápidamente en una crisis internacional.

Pero fue durante la noche del 21 al 22 de junio cuando la situación se deterioró, quizás de forma irreversible. Estados Unidos, liderado por Donald Trump, entró directamente en el conflicto con la operación “Martillo de Medianoche”. Una lluvia de misiles Tomahawk y bombas antibúnker, lanzadas desde bombarderos furtivos B-2, impactó las instalaciones nucleares iraníes en Fordow, Natanz e Isfahán, causando daños significativos a la infraestructura nuclear del país e iniciando una nueva y peligrosa fase del conflicto.

Los mercados globales están conmocionados

Las consecuencias económicas fueron inmediatas. Los mercados energéticos reaccionaron primero. Según Euronews, el precio del crudo Brent subió un 1,53%, alcanzando los 78,19 dólares por barril, mientras que el WTI registró un aumento del 1,48%, situándose en 74,93 dólares. Estas cifras reflejan claramente el temor creciente a una posible interrupción del tráfico a través del canal, un cuello de botella estratégico por donde pasa casi el 25% del suministro mundial de petróleo.

Los precios del oro también han subido bruscamente, como es tradición en tiempos de crisis, mientras que el dólar estadounidense se ha fortalecido, lo que indica un cambio generalizado hacia los llamados activos de refugio seguro.

Ni siquiera el mercado de criptomonedas fue inmune al impacto. Bitcoin, tras una fuerte caída que lo acercó a los 98,200 dólares, se ha recuperado parcialmente y actualmente cotiza alrededor de los 101,400 dólares. El mercado sigue marcado por una alta volatilidad, reflejo directo de la incertidumbre geopolítica y la especulación que siempre han caracterizado a los activos digitales en tiempos de crisis internacional.

iGaming y tecnología: una industria expuesta

Si bien el conflicto preocupa a los inversores tradicionales, la tensión es igualmente palpable en los sectores del iGaming y la tecnología digital. El aumento de los costes energéticos, directamente relacionado con la inestabilidad en Oriente Medio, se traduce en un aumento inmediato de los gastos en centros de datos, servidores y servicios en la nube, la columna vertebral de la infraestructura de juegos en línea. Las plataformas más grandes y con mayor capitalización podrían absorber el impacto, pero los operadores más pequeños o con menor solidez financiera se enfrentan a un entorno cada vez más complejo.

Pero esto no se limita a los costos operativos. La prevista ampliación de las sanciones contra Irán, ya anunciada por Washington y Bruselas, también tendrá consecuencias directas para los operadores internacionales de juegos en línea. Los requisitos de cumplimiento de los procedimientos conoce a tu cliente (KYC) y prevención del lavado de dinero (AML) se endurecerán considerablemente, lo que resultará en mayores costos operativos y un mayor riesgo de retrasos en la incorporación y complicaciones en las transacciones internacionales.

La amenaza cibernética detrás del conflicto

La guerra moderna ya no se libra exclusivamente en el campo de batalla. Expertos en ciberseguridad coinciden en que Irán, conocido por sus capacidades cibernéticas ofensivas, podría intensificar los ciberataques contra entidades occidentales, con especial atención a los sectores financiero y digital. Las plataformas de iGaming, por su propia naturaleza global y digital, son objetivos prioritarios para este tipo de operaciones.

La probabilidad de ataques de ransomware, intentos de intrusión y sabotaje digital aumenta a diario. Para los operadores del sector, invertir en ciberseguridad se ha convertido en una necesidad urgente. Quienes no refuercen adecuadamente sus sistemas se verán inevitablemente expuestos, no solo a daños financieros, sino también a graves consecuencias para su reputación.

Los eventos internacionales están bajo presión

Otra área de creciente preocupación es el sector de eventos internacionales. Estados Unidos, históricamente un centro de cumbres, conferencias y exposiciones globales en tecnología financiera, juegos de azar en línea y criptomonedas, se enfrenta ahora a un riesgo tangible para la seguridad nacional. Los analistas y los servicios de inteligencia no han descartado la posibilidad de ataques terroristas en suelo estadounidense como represalia por los ataques a las instalaciones nucleares de Irán.

El impacto en el calendario mundial de eventos ya es evidente. Los organizadores de eventos están revisando sus estrategias logísticas y protocolos de seguridad. Inversionistas y operadores evalúan la participación en eventos de alto perfil con mayor cautela, conscientes de los riesgos e incertidumbres. Es probable que los próximos meses se definan por el aumento de costos, el encarecimiento de las pólizas de seguro, el endurecimiento de las medidas de seguridad y la inevitable disminución de la asistencia física.

El Mediterráneo y Medio Oriente, tradicionalmente centros estratégicos para eventos internacionales de tecnología y juegos, tampoco son inmunes. La amenaza del cierre del estrecho de Ormuz y el deterioro de la seguridad en la región podrían desalentar los viajes, la inversión y las iniciativas empresariales, poniendo en peligro la celebración de conferencias y exposiciones a gran escala.

Criptomonedas: ¿oportunidad o riesgo?

La crisis de Medio Oriente exacerba la ambigüedad histórica del sector de las criptomonedas. Por un lado, Bitcoin y otros activos digitales siguen considerándose herramientas de diversificación y protección en tiempos de inestabilidad económica. Por otro lado, su uso por parte de actores estatales o grupos paraestatales involucrados en conflictos alimenta las preocupaciones regulatorias.

Irán, que ya llevaba años bajo sospecha por usar criptomonedas para eludir sanciones económicas, se encuentra ahora bajo un escrutinio aún mayor. El sonado robo de 90 millones de dólares de la plataforma iraní de criptomonedas Nobitex, el 18 de junio, ha vuelto a poner de manifiesto las vulnerabilidades estructurales del ecosistema criptográfico en el contexto de la ciberguerra.

Sin embargo, el ataque a Nobitex no fue un simple robo con fines lucrativos; el grupo de hackers Predatory Sparrow lo reivindicó, quienes ya conocido por sus ciberoperaciones coordinadas en el conflicto israelí-iraní. Los aproximadamente 90 millones de dólares en criptomonedas robadas nunca se movieron a través de los mercados tradicionales, sino que se “quemaron” en billeteras irrecuperables, acompañados de mensajes políticos dirigidos contra los líderes iraníes. Este acto confirma que las criptomonedas están ahora plenamente integradas en la dinámica de la guerra híbrida, no solo como activos económicos, sino también como herramientas de sabotaje y propaganda. El incidente de Nobitex expone las vulnerabilidades de un sector en desarrollo, que no solo está sujeto a la especulación del mercado, sino que también se ve cada vez más atrapado en el fuego cruzado de la escalada de conflictos geopolíticos.

A nivel internacional, crece la presión para una regulación más estricta y uniforme del sector. Los operadores deben prepararse para un futuro en el que las autoridades supervisarán de cerca las transacciones, los flujos de capital y todas las actividades vinculadas a los activos digitales.

Un futuro incierto que requiere acciones lúcidas

El conflicto entre Irán, Israel y Estados Unidos es mucho más que una crisis regional. Es un terremoto geopolítico que está sacudiendo los cimientos de los mercados globales, la seguridad y la economía digital. La industria del iGaming, el sector de las criptomonedas y los organizadores de eventos internacionales se encuentran navegando en aguas peligrosamente turbulentas, donde la resiliencia, la preparación y la adaptabilidad serán los factores decisivos entre la consolidación y el colapso.

Ya no es momento de esperar a ver qué pasa. En este escenario, quienes puedan invertir en seguridad, cumplimiento normativo, tecnología y estrategias de gestión de crisis serán quienes transformen los desafíos en oportunidades. El futuro sigue siendo incierto, pero la respuesta de las empresas globales y los operadores del sector a esta crisis definirá las industrias del juego, la tecnología y las criptomonedas en los próximos años.

Este artículo se escribió originalmente en italiano el 23 de junio de 2025.

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